Guillermo M. Schrem
Hasta tierras asturianas se desplaza nuestro aventurero para desfacer un entuerto mecánico con el apoyo logÃstico, claro está, de su sempiterno amigo Fernando, pero además de tan ardua labor sus huesos van a dar a un hotelito donde pululan los más variopintos personajes, desde insoportables chupacharcos escapados de la gran urbe, pasando por personajes cuasi legendarios del terruño, una chicuela que habla poco y es muy apañada y un devorador de libros que guarda un secreto que no se va a revelar hasta casi el final de la historia; si a todo eso le sumamos un par de fantasmas que no tienen nada que ver con el árbol genealógico del protagonista, una jaurÃa de perros sandungueros y la leyenda de un tesoro, pues apaga y vámonos, la historia está servida.