Jesús García Calderón
Por primera vez en la historia y a consecuencia del desarrollo tecnológico, viene construyéndose una nueva naturaleza que impone otra forma de relación con nuestro entorno. Este proceso se desarrolla a un ritmo vertiginoso y sin conocer con exactitud cuáles puedan ser las consecuencias reales de su implantación.La desaparición de la intimidad, sustituida por una frágil identidad digital, es la primera de una larga serie de limitaciones a nuestros derechos más esenciales que debemos reconocer y combatir. Las nuevas pautas sociales nos debilitan y apenas nos permiten escapar de los más rígidos sistemas de control.También nos devuelven al viejo mito de los nombres ocultos. Solo la trascendencia nos permitiría comprender la verdadera identidad que se esconde tras nosotros. Desvelar prematuramente ese nombre puede destruirnos y hasta hacernos desaparecer.Este breve ensayo recuerda los principios que pueden guiarnos en esta defensa de nuestras libertades más esenciales en un futuro que se antoja distópico y cruel, ajeno muchas veces a los sentimientos que deben inspirar a una sociedad justa y democrática.